22 marzo, 2021

NH María José Martín pregonó la Semana Santa de Pozoblanco

Ayer domingo, 21 de marzo, se cerraba otro capítulo en la vida social de las hermandades albenses. Se cerraba con una ovación sincera, decimos, el 43º Solemne Pregón de nuestra Semana Santa que es el acto en su género más importante de cuantos se celebran en esta ciudad.

Para nuestra Hermandad con una relevancia especial: un miembro de nuestra Junta de Gobierno tomaba el atril del Teatro El Silo para descarnarse con el filo de las hojas de papel. De nuevo la causalidad colocaba sobre las tablas a otra cofrade en menos de quince años con el mismo fin.

La primera sería (2008) nuestra actual Hermana Mayor: María de las Mercedes Martín y ayer su hermana menor: María José.  Y como la historia es caprichosa -o no-, sucedió con esta afinidad biológica algo que antes no había sucedido, que por vez primera en la historia de nuestras cofradías dos hermanas han exaltado la Semana de Pasión de Pozoblanco. 

Carmen García, amiga personal de la pregonera, la presentó con emotivas palabras de quien quiere y aprecia a una amiga. Había que ir desempolvando el pañuelo.


MARIA JOSÉ MARTÍN.

El pregón de NH se desarrolló sin la pesada carga literaria que en ocasiones nos obliga la circunstancia. Fue valiente, fue sincero, fue emotivo... De cadencia recogida y dejando titulares precisos en un tiempo hostil. 

Tuvo el pregón un comienzo a modo de Salmo con las voces corales de Pedro y Cristina, tomando como antífona la canción católica: "Dar la cara" y que popularizó el conocido grupo "Brotes de Olivo". Una entrada sutil, disimulada, pero original.

Fue desgranando vivencias, pensamientos y sencillas reflexiones que conectaron con el auditorio -el máximo que podía acoger El Silo con las restricciones estatales- despertando complicidades.

Decía nuestra hermana desconocer aún la historia de nuestras hermandades, no saber aún diferenciar varales, o el apellido de las flores que adornan nuestros pasos... ¡Nos engañaba! Pues le sobra la vivencia de los malos ratos en las sacristías, en las sillas de los cabildos, en Santa Ana o en los dinteles del Ayuntamiento... Que prudentemente calló. Sobraba la experiencia. Tan solo así pudo escribirse este pregón que se cerró con el reconocimiento de los presentes.

Que suerte tiene nuestra Hermandad de tener tantas hermanas capacitadas.